miércoles, 21 de diciembre de 2011

Entrevista a Ana, de Tolosa



A: He hablado con Irati de eso, de lo difícil que es que el grupo se pone a andar como un grupo, cuando en realidad son un montón de individualidades.

P: Claro, es complicado.

A: Que ella sintió mucho subidón y mucha unión en Irún, y que a partir de ahí… bueno

P: Sí, cruzar la frontera fue un poco… complicado

A:  Y luego eso, el bajonazo de lo de Baiona. ¿Tú qué tal estás?

P: Pues igual, la verdad es que me entró un poco de bajón en Baiona, pero ya estoy recuperado.

A: Ya superado, muy bien. 

P: Todos los principios están siendo complicados.

A: ¿Hasta dónde tienes idea de ir?

P: Pues voy a intentar llegar a Bruselas, pero… ya veremos a ver.

A: ¿Sí? Tienes el tiempo.

P: Sí, no lo tenía, pero ya me lo he cogido, entonces, ya está.

A: Te lo has pillado.

P: Hay días que me arrepiento, ¿eh? Pero no, la verdad es que casi ninguno…

A: Bueno, días, si son días…

P: No, la verdad es que ni siquiera son días, son horas…

A: Momentitos.

P:  Pues nada, si quieres empezamos. Ana, ¿verdad?

A: Sí.

P: ¿Qué hacías antes del 15M? ¿Qué haces? Trabajas?

A: Sí, a ver, estaba en paro, pero bueno, los diez últimos años, yo he tenido un cambio: yo he trabajado en tiendas, pum, pum, una vida muy hecha, pero por circunstancias personales, hace diez años tuve un cambio muy fuerte, y los últimos diez años sí que he estado trabajado unida a lo social. He trabajado en una asociación de inmigrantes durante cuatro años llevando un proyecto para fomentar hábitos interculturales: eso significa, campañas de sensibilización, trabajar en los colegios haciendo encuentros de mujeres inmigrantes; eso durante cuatro o cinco años, y luego durante dos años en un piso de menores en Tolosa. Y el año pasado estuve estudiando, a mis 45 pedazo de años, estuve todo el año estudiando, porque estaba trabajando sin titulación.

P: ¿Qué estudiabas?

A: Integración Social. Listo. Ya está, ya he terminado. Ahora estoy de vacaciones, y voy a empezar a buscar curro otra vez.

P: ¿Cómo empezaste con esto del 15M?

A: Con lo del 15M, sentada en mi casa, jeje.  Para mí, un momento impactante fue ver en un vídeo de la plaza de Sol de noche, una vista aérea, y una de esas olas de silencio, de esos gritos silenciosos, bueno, o sea, la carne de gallina, descubres que se te olvida el poder que tenemos todos unidos.

P: Me está dando a mí ahora al recordarlo…

A: Es que fue… yo lloré como una magdalena. Decía: pero por favor, si es que se nos olvida que todos juntos podemos hacer lo que nos dé la puta gana. Todavía me emociono yo también, ¡aah!! Bueno, pues empecé así, estaba de exámenes y en cuanto terminé los exámenes me acerqué hasta la acampada de Donosti, y hasta hoy, que no he salido.

P: Y a la marcha, ¿cómo has llegado?

A: Yo, con otros cuantos que están aquí de Donosti, fuimos al encuentro de Madrid, cuando lllegaron las marchas, y estuvimos ahí acampados cinco días. Y ahí fue donde oímos lo de la marcha a Bruselas, y ya desde un inicio lo he seguido un poco… me parecía una idea estupenda, muy loca, jeje. Y luego, a través de internet lo hemos seguido, unas compañeras se unieron en Vitoria, y las circunstancias me permiten venir menos de lo que quisiera. Mi gran lumbago está por allí (señala a su hija), tiene 13 años, jejeje. Ese puede mucho más que el de verdad.

P: ¿Qué significa para ti andar en la marcha? ¿O qué está significando?

A: ¿Andar en la marcha? No sé como explicarlo… Participar un poco activamente en algo que yo creo muy profundamente y que no puedo hacerlo de otra manera, o sea, como yo quisiera, el sentir que hago algo por lo que yo creo firmemente, que es por lo que luchamos todos aquí dentro.

P: ¿Y estás aprendiendo algo del 15M, y más en concreto de la marcha?

A: Siiiií, mira, además en Tolosa discutí sobre un tema que, para mí, es muy importante, que a mí. a veces, es lo que me suele descuadrar del 15M, porque a ratos te lleva a los demonios: lo de ser tan inclusivo. Pero creo que con todo el proceso doloroso que es, jodido, y a veces un grano en el culo, creo que es la base de verdad, de verdad, de verdad del movimiento. Me refiero a las personas que no dan un palo al agua, los que tienen dependencias, los que no tienen hábitos, el proceso de convivir entre todos es la hostia de duro, pero creo que es la esencia.

P: ¿Crees que ese aprendizaje te puede servir para tu vida personal?

A: Siií, de hecho por eso he traído a mis hijos. Para que por lo menos lo vivan un par de días, porque, a ver, ellos apoyan, ¿no? Y mi marido, por ejemplo, pues sí, cree en el 15M y lo apoya, pero como desde fuera, entonces como acaba siendo como una secta, pues muchas veces acabo dando más tiempo del que debiera teniendo los hijos que tengo. Y era una forma de que entendieran, acompañándome porque es tan importante para mí, porque yo estoy segura de que lo van a ver.

P:  ¿Qué problemas y aciertos estás viendo de la marcha?

A: A ver, que surgió de una manera espontánea, entonces, el proceso de asentar bien el porqué y cómo va por el camino, cuando las personas están muy, muy, muy cansadas, entonces, eso igual está trayendo más cansancio. Porque no tenéis el reposo suficiente para sentaros un días, dos días y decir, bueno, a ver, venga, esto es lo prioritario, vamos a marcarlo así, más o menos, presentar unas bases… eso es lo más difícil que veo.

P: ¿Y aciertos, si hay  alguno?

A: ¿Aciertos? Jejeje, muchísimos. O sea, aciertos todos. Acierto es la voluntad de querer hacer algo, creer  en ello, implicarse y adelante con todas las consecuencias, o sea, eso es la hostia, y para los demás es una lección… yo he conocido aquí gente… o sea, yo me estoy quejando de mi lumbago y hablo de repente con un señor que tiene una placa aquí, que tiene dos hernias no sé donde y que tiene la voluntad de hacerlo, y digo, pues por mis cojones, me voy a dónde haga falta.

P: ¿Qué tipo de gente puede haber en esta marcha y que clase de vínculos personales hay?

A: Es una familia, al final todos tenemos un primo, un hermano, que no nos gusta como se conduce en la vida, o que... lo que sea, pero que sientes el vínculo de pertenencia a él, y creo que aquí se reproduce eso. Puede que un momento uno te saque de quicio, y con el otro tienes una conexión de la leche, pero se siente el vínculo con todos los marchantes.

P:  ¿Qué tipo de sociedad te gustaría que surgiera de aquí?

A: De respeto sobre todo a la diferencia, que no hay que ser iguales para respetarse. Que el dinero no esté por encima de la persona y del bienestar de la persona. Y que todos, TODOS, podamos tener una vida digna. Eso es lo más importante para mí.

P: ¿Después de la marcha que vas a hacer?

A: Seguir con el 15M, jeje, muy  ilusionada en impulsarlo en mi pueblo, que no había asamblea, y bueno, seguiré también en la asamblea de Donostia, colaborando…

P:  ¿Puedes contarnos un poco lo que pasó en tu pueblo, en Tolosa, cuando pasó la marcha por allí…?

A: Sí, jo, esa es la semillita que habéis plantado, o sea, es que eso es la leche.... a ver, en Tolosa, para mí ha sido una experiencia de la hostia. Porque yo pertenecía a la acampada Donostia, y en Tolosa no había, pero me hacía muchísima ilusión organizar algo también en Tolosa para daros un poco la bienvenida, para que tuviérais un día un poco más agradable para afrontar el siguiente, vamos. Casualidad que un chico también puso un mensaje en Facebook porque estaba con la misma idea. Y pum, pum, empezamos a contactar con gente y formamos, en seguida, un grupo de diez personas super ilusionadas para dar la bienvenida, y fue una gozada: las fruterías, las carnicerías… respondió todo el mundo. Era agosto, casi no había nadie y puerta que tocamos, puerta que se abría. Hasta el ayuntamiento, ¡hasta el ayuntamiento! Se ha volcado todo el mundo. Cuando se celebró la asamblea, mucha gente luego me dijo que era la primera vez que asistía a una asamblea del 15M, que se había emocionado un montón, son esos inicios de subidón que descubres algo con lo que te identificas. Y… pues eso, cómo visteis, de manera espontánea surgió el querer iniciar una asamblea también en Tolosa, que se celebró este viernes…

P: ¿Y qué tal fue?

A: Pues muy, muy positiva. Nos juntamos quince personas. O sea, no es un grupo muy numeroso, pero sí que los que estábamos, queríamos estar, y tenemos ganas de trabajar. Y luego, poco a poco, de los quince que estábamos, contactar con nuestros contactos para que la asamblea se vaya ampliando y… pa’lante.  O sea que, la marcha a Bruselas, a veces, igual pasáis por pueblos, en los que es difícil sentir lo que has dejado allí, pero que queda, queda. Con el paso queda.

P: ¿Te acuerdas así de algún tema o alguna pregunta que no se haya hecho, o que te pueda parecer interesante?

A: No, ya está.

P: Pues nada, muchas gracias, ha salido muy bonita.

A: Gracias a vosotros.



Entrevista a Eva, de Llangreú (Asturies)



P: Ahora que ha terminado la marcha, ¿qué nos puedes contar de tu experiencia?


E: ¡Qué pregunta Pepe! Pues muy interesante, muy larga, pero divertida, dura…


P: ¿Cómo llegaste aquí?


R: Yo la verdad es que llegué en coche (risas) Llegué en coche porque me lesioné. Y porque soy un poco costris (risas)


P: ¿Pero cómo llegaste a la marcha?


R:  Yo ya lo había empezado a oír, de hecho, cuando fui a las marchas a Madrid, ya estaba la idea de Bruselas, y me pareció que igual que se iba al parlamento español había que venir a Bruselas. Como me lo podía permitir, porque tenía tiempo, pues me vine a la marcha.


P: ¿Algún momento bueno y algún momento malo?


R: Hombre, momentos buenos muchos, sobre todo caminando. Caminando siempre hay momentos buenos. Y luego los malos, al llegar al campamento (risas), pero no sé, ahora ya no recuerdas casi los malos. Aunque acabe de terminar ya se te olvida un poco, ¿no? O sea, ya hemos hecho lo que teníamos que hacer, y ya te quedas con buen sabor de boca.


P: ¿Y momentos concretos, así que te acuerdes?


Para mí, el mejor momento fue en París, cuando la policia nos detuvo en el metro por colarnos, y sin dudarlo ni un segundo, nos sentamos todos en el suelo, unidos y como un verdadero grupo. Y terminó todo con la entrada de los compañeros que estaban en Bastilla ¡y vinieron al rescate! Y el peor fue en Lizant, precisamente por todo lo contrario, por no ser un grupo, hubo una gran pelea, se nos fue a todos de las manos y olvidamos por un momento quiénes eramos y a qué habíamos ido a la marcha. 



P: ¿Y qué has aprendido de la marcha?


R: He aprendido que puedes conocer a gente, con la que en tu vida normal no te relacionarías, y con la que puedes llegar a comunicarte, por muy difícil que sea. Que si queremos y dialogamos, con esfuerzo, se pueden conseguir muchas cosas. ¡Y que comer sin cuchara, solo con tenedores, tampoco está tan mal!


P: ¿Crees que vas a poder aplicar cosas que has aprendido en la marcha luego en tu vida?


R: Sí, porque en la marcha he aprendido a tener paciencia,  cosa que normalmente no tengo. Y eso se puede aplicar luego en la vida normalmente. Y también he aprendido que se puede depender menos del dinero de los que se depende normalmente.


P: El tipo de personas que hay en la marcha, el tipo de relaciones humanas ¿es diferente a a fuera de la marcha?


R: Es diferente, lo que pasa es que aquí estas con la gente 24 horas al día, cosa que en tu vida normal no lo haces ni con tu familia. Con lo cual es distinto. A parte de que en la marcha, el movimiento nos ha unido. Somos muchos, muy distintos, con varios idiomas. Aunque yo solo sé hablar español (risas)…  pero… aquí, la vida es muy distinta a lo que conocemos como la vida normal. Me refiero en el buen sentido, ¡eh!


P: ¿Qué objetivos te marcabas para esta marcha y cuales crees que se han cumplido?


R: ¿Personales o globales?


P: Personales y globales...


R: Globales, llegar y entregar las propuestas, que se ha hecho. Y personales, sí los he cumplido también, porque era un poco perder el miedo a expresarme en inglés, y sí que lo he hecho. A ser menos dependiente de los demás. Sigo siéndolo, pero..  menos.


P: ¿Qué errores y qué aciertos crees que se han dado en la marcha?


R: El primer error de esta marcha creo que ha sido salir tres días después de otra marcha. Y a partir de ahí, han surgido todos los demás errores. Y hombre, aciertos, por lo menos hemos llegado, con lo cual, aciertos ocurrieron.


P: ¿Qué sociedad te gustaria que surgiera de aquí?


R: Hombre, no sé si va a poder surgir una sociedad… no lo veo yo muy claro (risas) Pero quizá si que se puedan lograr algunos cambios. El principal, que sepan que la gente está dispuesta a reaccionar, y que no va a estar dispuesta a admitir cualquier cosa y a pasar por el aro con todo.  Entonces, yo creo que ese es el objetivo principal que ya se demostró con el 15 de mayo. Lo que pasa es que hay que seguir demostrando que no fue solo un día. Simplemente, seguir ahí y reclamar una democracia en la que podamos participar más, y no haya esa distancia como la que hemos visto hoy entre los que gobiernan y los que somos gobernados.


P: ¿Cual ha sido tu motivación principal para llegar  aquí? En la marcha ha habido momentos duros, ¿no? Pero aun así has seguido.


R: La motivación para venir es que yo considero que soy europea, con lo cual, las mismas responsabilidades que le exigo a mi gobierno se las tengo que exigir al gobierno europeo. Y luego, para seguir, aunque lo pases mal y pienses en eso, en irte…  sabes que siempre hay algo  en el día que te compensa. Que estar en Francia no es como estar en Valladolid. No es tan fácil volverse a casa. Entonces estás como medio obligado, pero al final siempre te alegras de haberte quedado. De hecho, mucha gente que se fue ¡luego volvió!


P: Ha habido muchos momentos concretos en los que has pensado en volverte?


R: No. No, porque como no he tenido ningún problema con la gente a la que considero amiga… Los problemas de la marcha, internos y tal, no me afectan lo bastante como para querer irme a casa. Me hubiera afectado un problema con un amigo.


P: Esto ha sido una marcha internacional y, además, hemos atravesado tres países: España, Francia y Bélgica. ¿Has visto muchas diferencias entre gente de lo distintos países?


R: He visto diferencias en cómo se entiende el movimiento en los diferentes países. Mas en la gente que encontrábamos en los pueblos que en la gente que estaba en la marcha. En Francia se recalcaba mucho que había que contar con asociaciones, con sindicatos, cosa que en España es totalmente lo contrario, seguramente porque ya hemos visto que no funcionan a día de hoy. Ese tipo de diferencias sí. Luego ya con la gente, con las personas, no he visto mayores diferencias que con un español.


P: ¿Y entre una marcha y una acampada?


R:  La semejanza es que hay asamblea; pero en una acampada, lo principal es la asamblea popular, mientras que en una marcha, si no hay una buena asamblea interna y una buena organización interna, la asamblea popular no tiene sentido. Porque lo principal es llegar bien y que la gente esté descansada para poder hacer asambleas populares.


P: Ahora que termina lo de Bruselas ¿qué te gustaría hacer?


R: Hombre, pues en cuanto al movimiento volver a mi asamblea, ver qué puedo hacer. Aunque todavía no sé qué podemos hacer… encontrarlo, vamos, ¡buscarlo!


P: ¿Y qué crees que pasará a nivel de grupo.  O sea, este grupo que ha llegado a Bruselas...


R: Yo creo que el grupo se mantendrá, porque alguno no tenemos la necesidad de estar en contacto todos los días ni todos los meses. O sea, que podremos vernos en un año y que nuestras relaciones no hayan cambiado. Porque lo bueno que tienen las marchas es que pasas tanto tiempo juntos, que es inevitable que conozcas bien a las personas, después de estar todos los días durante dos meses...


Entrevista a Vincent, de Nimes (Francia)



P: ¿En francés quieres?

V: ¿En español?

P: Tú hablas bien español.

V: Más o menos.

P: Tómate tu tiempo, tenemos muchos kilómetros por delante. Entonces, a ver, Vicent, ¿cómo empezaste en esto de la marcha?

Cuando vi lo que sucedió en Sol, pensé que me gustaría encontrarme con ellos. En esta época yo estaba en una punta profesional, reflexionando sobre mi vida y sobre un cambio necesario. Pensé que un día me gustaría ir a Madrid para encontrar a esta gente que quiere cambiar como yo. Pero la gente no estaba ya ahí. Entonces, yo me fui de mi casa con mi mochila llena de cosas, sin mi ordenador, sin mi teléfono, sin nada de mi vida de antes. Sólo cosas elementales como vestidos, cosas de cocinar.. Y he pasado mucho tiempo en los bosques andando y reflexionando. Y de vez en cuando, yo veía en internet lo que pasaba en España. Como el movimiento cambia de acciones, si el movimiento continúa o no.


Y un día, yo estaba en Toulouse, cerca de Bayonne, y veo en internet que hay una marcha que va a Bruselas; y como yo estaba muy cerca, y estaba con mi mochila, he tomado el tren, sin pagar, hasta Bayonne. Pero en Bayonne había una tromba de lluvia, yo he dormido solo, cerca de la ciudad, y en la mañana, yo he buscando a la gente, a los marchantes, a los que caminan; y en la plaza donde estaban, había poca gente, y me pregunto si vale la pena intentar de andar con ellos. Además, la gente estaba gritando, no sé, había tensiones importantes, pero me gustaba tanto la idea de andar con un grupo de gente que quiere cambiar el mundo, exactamente como yo, que he empezado a andar. Y desde este momento, no puedo salir.

P: Jeje.

V: Yo sigo hasta el final, para ver lo que va a pasar, en Bruselas, pero después también. Y me gustaría mucho que otras marchas se creen, en otros países, por ejemplo, en países del sur...

P: ¿Te está pareciendo muy diferente, cuando caminabas solo, a ahora, cuando estás caminando con un grupo?

V: No estoy acostumbrado al grupo. A vivir en un grupo. Yo estoy más acostumbrado a vivir solo, y en lo profesional, solo. Soy un dibujante de cómics. Pero los editoriales no quieren mis historias, porque mis historias son como muy militantes, muy políticas y todo eso. La cosa que me parece muy diferente es la manera de mirar a los otros. Cuando estoy en un grupo yo ando con la gente, y no veo otras cosas. Poco a poco, cuando me siento mejor en el grupo, cuando este grupo me reconoce, yo puedo puedo andar con seguridad y hacer acciones más peligrosas que solo.

P: ¿Qué esperabas de esta marcha? ¿te ha sorprendido de alguna manera?

V: Me ha sorprendido el estado mental de la gente que anda. Nosotros estamos libres ahora, porque hemos salido de la vida común. Pero creo ahora que es más difícil salir de esta vida, porque estamos todavía en Europa, tenemos mucha comida, muchas cosas, no nos falta mucho, y yo pienso cómo sería una marcha en un país más pobre, con menos comida, con más dificultades. Es difícil cuando no se entiende bien cómo ayudar a la gente que está esperando algo de nosotros, que está alrededor de nosotros, de manera eficaz, sencilla y fuerte.

P: ¿Qué problemas estás viendo en la marcha y qué aciertos, qué cosas buenas?

V: La idea misma de andar es casi un milagro. Y andar con tanta conciencia, tanto tiempo para hablar juntos, para reflexionar sobre todos los problemas de hoy, que el sistema capitalista ha provocado en nuestras vidas, se puede sentir que todo necesita cambiar. La gente puede sentir miedo de eso, pero yo creo que los mejores años de nuestras vidas están adelante.

P: ¿Que estás aprendiendo de esta marcha? ¿Crees que el Vincent que empezó la marcha es muy diferente del Vicent qué es ahora?

V: Seguro. Yo creo que todos en el grupo estamos cambiando de manera más rápida que antes, porque en la vida cambiamos un poco cada día. Pero con el sistema capitalista, la sociedad de consumo, las cosas están como muy cerradas. Es muy difícil hacer entender a la gente que este sistema, este mundo es malo, que necesitamos aceleraciones para cambiarlo.

P: ¿Y tú personalmente qué crees que has aprendido? ¿En qué crees que has cambiado?

V: ¿Para mí? ¿En mi vida? Es como un camino. Antes de caminar solo, hoy puedo caminar junto a la gente que se parece a mí, en su manera de pensar la revolución o el cambio, yo puedo confrontar mis ideas con las ideas de los otros. Entonces, hay ideas que puedo tirar a la basura e ideas que me puedo quedar porque están buenas.

P: ¿Te acuerdas de un momento bueno y un momento malo de la marcha?

V: Hay de todo, como en la sociedad. Como un microcosmos. Pero con más energías, más fuerzas, hay poco tiempo para encontrarse, hay muchas dificultades. Está la marcha, que es un esfuerzo anormal, casi deportivo. Hay gente con personalidades muy, muy fuertes, entonces hay que vivir con ellas, y entendernos, sobre la manera de vivir, sobre la organización interna del grupo.

P: ¿Y momentos concretos?

V: Un momento de miedo, un hecho particular. Cuando todo el grupo se ha unido contra una persona, y solo contra una persona. Y en este momento yo me he sentido extranjero del grupo. Entonces, yo he salido del grupo por una noche, sin saber lo que pasará el día después.

P: ¿Y algún momento bueno?

V: Sí, hay muchos también, pero ahora me recuerdo de la noche en Orleans. Que me parece como la plaza de Madrid, con las telas azules, los vídeos, la gente que viene con nosotros para hablar con sus problemas, el tiempo que pasa sin policía, como sin violencia, con lluvia también, pero con las telas no había problemas. Y recuerdo que, por la noche. yo tenía unas ganas muy poderosas de mear, me he salido de la tienda y he visto a Dimitri solo, mirando a la ciudad de noche, a ver si no había peligros… y yo me he sentido como en una familia, ¿sabes? Protegido por el grupo. Me he sentido muy fuerte, y muy intenso.

P: ¿Qué tipo de relaciones personales crees que se crean en, en esta marcha? ¿Crees que son diferentes a las relaciones personales de fuera?

V: Relaciones que existen en la sociedad, como la competición, existen también en el grupo, el ego también. Ego desproporcionado, porque las situaciones están igualmente desproporcionadas. Y yo he tenido también miedo en París, porque yo he visto un grupo separado, un grupo disperso. Pero yo pensaba que si el grupo puede sobrevivir a la experiencia de París, después sería más fuerte para ir a Bruselas y confrontarse a la violencia de los policías.

P: Esto es una marcha en la que hay gente de muchos países, sobre todo, de dos países: España y Francia. ¿Tú ves mucha diferencia entre gente de distintos países? ¿Qué cosas nos unen y que cosas nos separan?

V: Hay el idioma que nos separa. Pero hay también la cultura. Hay también la influencia de la guerra civil en España; en Francia había mucho tiempo que la gente no sabe que es la guerra. Entonces, las tensiones políticas están menos fuertes en Francia. Pero no hay tantas diferencias entre nosotros, aunque necesitamos tiempo para ser iguales, para destruir las fronteras geograficas.

P: ¿Qué tipo de sociedad te gustaría que surgiera desde aquí?

V: Una sociedad muy sencilla. No tan complicada como la sociedad occidental. Una sociedad que existe por sí misma, con mucha conciencia en el universo, mucho amor también, y respeto, de todos. Y la horizontalidad de este movimiento me encanta.

P: ¿Qué objetivos esperas que se cumplan de esta marcha? ¿Cuáles te gustaría que se cumplieran y cuáles crees que se van a cumplir?

V: Yo pienso que, seguramente la gente que nos ha encontrado sabe dos cosas importantes. Una, que podemos andar juntos todos los países, todas las culturas, podemos vivir juntos, comer juntos, dormir juntos, es un mensaje de esperanza para todos. Y creo también que hemos hecho muchos errores en esta marcha, pero es necesario hacerlas para después hacer mejores marchas, más eficaces, más equilibradas, e intentar hacer el cambio que esperemos todos.

P: Después de Bruselas, ¿qué piensas hacer tú, y qué crees que va a hacer este grupo?

V: Hay diferentes posibilidades. Hay gente que después de la marcha se irá a su casa, volver a su vida, y otra gente para quien esta experiencia ha permitido abrir el corazón y la conciencia. Entonces, no pueden volver a la vida normal, a la vida común. Y estoy seguro de que. después de esta marcha existirán uno, dos, tres grupos pequeños que les gustará seguir con otras marchas u otras acciones. Pero es como una experiencia, como una obra de encuentro para gente revolucionaria.

P: Y tú, personalmente, ¿qué piensas hacer después de Bruselas?

V: Cambiar todo.

P: ¿Cambiar todo?

V: Desde que yo hago viajes, yo veo demasiado sufrimiento, demasiado; como el individualismo, la gente tiene demasiado miedo de todo, de salir en las calles, de tomar una cerveza, de hablar, un minuto, dos minutos, de creer que se pueden hacer buenas cosas, y yo no puedo soportar más esto.

P: ¿Vas a hacer un cómic de la marcha a Bruselas?

V: Me gustaría. Me gustaría. Hoy no escribo y no dibujo, porque vivo la marcha de una manera intensa. Después, puede ser, sí.

P: Es difícil separarte de la experiencia para poder dibujarla…

V: Ahora sí, es muy difícil.

P: Prefieres vivirla a fondo para después…

V: Después yo necesitaría un tiempo de descanso y de pensamiento para escribir, dibujar, y proseguir. Tomar tiempo.

P: ¿Hay alguna cosa que quieras decir más, o alguna pregunta que te gustaría que se hiciera, aquí, o en otras entrevistas…?

V: Sí, que deberíamos todos creer en nosotros, y tener esperanza en el universo. Entonces, no somos enemigos del universo. Nos hemos como perdido, ahora. Hemos perdido solo el camino, pero tenemos la fuerza de cambiar todo eso, de todas las maneras posibles: con el corazón, con toda la energía que tenemos ahora.

P: ¡¡Muchas gracias!!

V: De nada.

P+V:Jajajaja




martes, 20 de diciembre de 2011

Entrevista a Mario, de Móstoles y Sevilla la Nueva



P: ¡Cuéntame, Mario!

M: ¿Qué quieres qué te cuente?

P: Qué hacías… antes del 15 M.. esas cosas.

M: Jaja, con qué profundidad a estas horas de la mañana. ¿Qué hacía? 

P: ¿Te han contado, no? Estamos haciendo una serie de entrevistas... 

M: Sí.

P: Pues nada, tú suelta lo que quieras, como hablamos siempre tú y yo… en el camino, ¿no? Entonces nada, cuéntanos un poco…

M: Pues yo soy un buscador. Un buscador de… no sé lo que busco, creo que conocerme, y seguir un camino en la vida, de ser fiel a mí mismo, y pienso que este movimiento me ha dado la oportunidad de comenzar ese camino de búsqueda interior que en la sociedad no encuentras el espacio para desarrollarlo. 

P: ¿Qué hacías antes del 15M? ¿Trabajabas en algo?

M: El vago. No, hombre… Sí, trabajaba, sigo trabajando, estoy de vacaciones, en el ámbito de la actividad física y la educación. Pero estaba un poco plof. Ya, con 40 años, tenía ganas, tenía inquietudes, de meterme en asociaciones políticas, para influir, para poner mi granito de arena en el funcionamiento mejor de la sociedad. 

P: ¿Cómo empezaste con el 15M?

M: Pues el martes ese después del 15 de mayo, me lo comentaron en un bar que estaban reuniéndose, allí en Sol, y lo primero que dije fue: buah, estos serán unos energúmenos, violentos, y seguro que estarán ahí desparramando, y yo que sé, comunistas o no sé. Pues eso, manipuladores y todo el rollo. Y a los dos días de haberlos criticado ahí, pues dije: ¡hossstia!, me he equivocao. ¡Me he equivocaooooo Mario! ¡Otra vez! Como miles de veces. Y en cuanto me informé, y leí tres cosas, ya dije, hostia,  esto está guapísimo.  Ya empecé a ir a Sol, y guay. Ahí, en las asambleas esas,  más extensas, que la hostia. Y allí me enganché, y luego en las asambleas de pueblo, que creo que ha sido lo mejor que ha hecho el movimiento. Extenderse a la la localidad pequeña. O sea, al barrio, al bar de tu casa y con tus vecinos: desde lo local, resolver lo global. 

P: Antes ¿estabas implicado social o políticamente en alguna cosa?

M: A mí siempre me ha gustado mucho, cuando he tenido la oportunidad. Ahora estaba en cooperativas de consumo. Y sí, quizás socialmente, tenía que haber buscado mi lugar. Lo iba buscando en algún partido político, pero nunca... Y he focalizado eso en voluntariado,  he estado en Cruz Roja, en talleres de educación para la paz,  para la salud, en temas de droga, etc.

P: En un partido político decías que nunca…

M: Claro. Sí me encantaba ver “La Clave” de jovencito, me gustaba mucho el Garcia-Trebijano,  con su oligarquía de siempre, me gustaba escuchar todas esas cosas, y ahí me me vino quizás la vena, con mi padre que también sabe, que ha tenido cargos políticos, pues me interesaba mucho eso, y llevo unos años diciendo dónde coño me meto, ¿sabes? Estaba dudando si en Izquierda Unida, que siempre he sido más de izquierda, y no sé porqué últimamente en el PSOE, quizás para cambiarlo dentro, desde dentro, el sistema. Pero no había dado nunca el paso de afiliarme. Pero estaba ahí con muchísimas ganas, y apareció esto y vi la luz... 

P: Y a la marcha ¿cómo has llegado hasta aquí?

M: Pues vivo cerca de Madrid, y venía la marcha de Extremadura, no muy numerosa, mejor dicho, dos personas. José de Losar de La Vera, que tenía los pies como dos tanques, que dijo el tío: ¿no va nadie de Extremadura?! ¡Pues aunque sea que vaya uno, yo voy a salir! Y después otra chica, Aurora. Desde Navalcarnero salimos para Madrid, y fue todo tan bonito, y luego la estancia en el Paseo de Recoletos, en una habitación privilegiada en la puerta del hotel Ritz, con césped incluido, que nada, fuimos al Retiro, a ver lo de la marcha a Bruselas, pero yo, no pensando en ir, sino para ver qué se cocía ahí, ¿no? Porque es una acción muy atractiva, por la aventura en sí. Fui, pero sin la idea consciente de ir, pero el inconsciente siempre está presente, y por eso fui. Y cuando me levanté al día siguiente, pues ya mi cabeza… no sé, empecé a hacer la mochila. No entiendo porqué, empecé a ver las cosas que tenía y las cosas que no, y digo, ¿por qué estoy haciendo esto? Digo, hostia, si es que, ahora mismo estoy pensando en irme, y no quiero estar en otro lado que no sea en Sol de camino a Bruselas y así acabé la maleta. Todas las excusas que tenía digo: a tomar por culo, y me voy pa’ sol. Y llegué un par de horas tarde, pero lo pillé en plaza Castilla. Fui a Sol y luego os pillé en plaza Castilla. 

P: ¿Estabas de vacaciones?

M: Sí, las había cogido una semana antes, un mes de vacaciones, y entonces cancelé todo lo que tenía, absolutamente, los viajes que tenía pensados cancelados. Y ya, desde el primer momento, digo: yo quiero acabar en Bruselas. Y pedí en el trabajo dos meses de  empleo y sueldo. Y también me hice una pregunta, digo: ¿Por qué quieres ir? Y hay varias razones: una es enriquecimiento personal, para mí, que sé que va a ser un enriquecimiento increíble, pero quizás la primera razón, y lo digo sinceramente, es que yo creo que que es necesario este movimiento, entonces, yo creo que esta acción es muy importante, para que el movimiento siga avanzando. Y quiero apoyar, con mi esfuerzo, a que el movimiento vaya para adelante.

P: ¿Qué está significando para ti la marcha?, ¿qué estás aprendiendo?

M: Pues no sé, muchísimas cosas, es que el aprendizaje yo creo que es inconsciente todavía. En poco tiempo es difícil analizar cómo te ha cambiado. Pero yo sé que tantos días muchas cosas van a cambiar. Pero para mejor, siempre para mejor.

P:  ¿Qué problemas y aciertos ves en esta marcha?

M: Lo que pasa es que yo siempre soy positivo e intento, últimamente cada vez más, aceptar la realidad como viene. Sé que, como dice Verónica, es un caos fluído. Estoy hablando con muchísima gente, en mi diario apunto pequeñas cosas. Lo que más me gusta es aprender cosas de los caminantes y de la gente de los pueblos, uff, eso es un enriquecimiento increíble. Y claro, funciona muy mal. Yo soy un tío organizado, y lo hubiera organizado todo mejor. Y la primera semana, pues estresao por organizar miles de cosas que hubieran hecho la travesía mucho más amorosa... o sea, fácil, gratificante; pero bueno, no fue así porque fue muy improvisada, con gente de su padre y de su madre, de cada asamblea diferente, y ya está. Entonces, bueno, yo lo veo por el lado positivo de que al ser más dura, pues habré aprendido más.

P: ¿Qué clase de vínculos se están creando aquí?, ¿piensas que pueden ser de alguna manera diferentes  a lo que se establece fuera de la marcha?

M: Totalmente. Pero yo creo que se da en cualquier parte, con gente del movimiento, nos une algo muy profundo, yo veo a cualquier persona del movimiento y directamente ya empatizo con él, porque yo creo que toda la gente del movimiento al final tiene una misma filosofía de vida. Y es gente con la que quiero estar. Con gente positiva, ilusionante, que quiere cambiar las cosas, gente menos individualista. ¿Sabes? Más de cara a los demás. Y para venir aquí, tienes que ser un tío que lo viva mucho para hacer esto, creo. Y entonces pues encontrarte con gente así pues, no sé, es super bonito, y están creándose lazos muy bonitos, y en muchos casos, seguro que muy duraderos, y estoy muy, muy contento porque he hecho la mejor experiencia de mi vida. 

P: ¿Qué clase de sociedad te gustaría que surgiera aquí? 

M:  Otro mundo es posible, y siempre, el valor principal, para mí, es la justicia, hacer el bien en el sentido de no hacer a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Un cambio, como repiten muchos compañeros, un cambio de conciencia. Yo creo que eso es lo que revoluciona. Si nos cambiamos a nosotros mismos, cambiamos el mundo. Y ese es un cambio perdurable, ¿sabes? Perdurable, porque sale del interior de la persona. Cuando una persona cambia en su interior, su vida se enfoca de otra manera, y eso es lo que necesitamos. 

P: Después de Bruselas, ¿qué vas a hacer? 

M: No sé, me gustaría África, pero me da miedo, no sé si miedo; no, no me da miedo. Me gustaría seguir expandiendo el movimiento, lo que pasa que habría que hacerlo con más preparación, pensar un poquito más, planificar más, aquí quizás ha sido por las circunstancias.

P: ¿Se te ocurre alguna pregunta que se puede hacer, tanto ahora como para las siguientes entrevistas? ¿Algo que ha quedado un poco en el tintero?

M: ¿Alguna pregunta? Pues no, la verdad es que ha sido una entrevista muy profunda. ¡Un atraco de Pepe!


sábado, 17 de diciembre de 2011

Entrevista a Óscar, de Dordrecht (Holanda)



P: ¿Dónde te pilló el 15M y cómo lo viviste? ¿Qué hacías antes? 

O: Antes del 15M estuve solo un mes en España. Había llegado para trabajar en una granja ecológica. Para ser cabrero en prácticas. Me gustó mucho. He visto ahí que, para el 15M, había convocada una manifestación, también en Granada donde estuve, cerca. Pocos días antes del 15M me fui de la granja, estuve en la granja cuando sentí los tambores de una distancia, y he pensado: es verdad hoy es 15M, voy a ver. Y había una pequeña manifestación muy festiva con muchos tambores, gente que bailaba, bien, muy festivo, me gustaba, y ahí he conocido el 15M, y he pensado que va bene, que sería una manifestación única y luego nada. Pero unos días antes estuve en Málaga, y había visto que, ya en las plazas, la gente se estaba asambleando, que había carteles, que estaban protestando y que piano a piano se tomaba el espacio público. Al mismo tiempo, he sentido que habían empezado a acampar en Sol, y al fin he dicho: tomo el autobús y voy a Madrid.

P: ¿Cómo llegaste a la marcha?

O: ¿A la marcha? Mira… ya antes, en Sol, cuando había marchas populares, estuve molto interesado en el hecho de que la gente se ponen juntos a marchar, lo hemos seguido desde Extensión. Y al fin, una semana antes, quería ver como eran las marchas, cómo funcionaban, y me fui a la ruta norte cuando llegaron a Segovia, y he marchado una semana con ellos. Fue una experiencia, buena, nueva, humana. El hecho de marchar es una buena cosa. Entonces, luego, cuando habían anunciado la marcha a Bruselas he pensado que quiero hacer esa marcha. Pero he visto que salía tres días más tarde de que todas las marchas habían llegado, y he pensado: por ahora no. Y luego me he juntado para vivir el resto y vivir una experiencia.

P: ¿Cómo está siendo? ¿Qué esperabas de ella y qué te ha sorprendido más?

O:  Lo que más me sorprende es que, por muy desorganizada que sea la marcha, funciona igual. Cada día llegamos a tal o cual sitio, tenemos qué comer y dónde dormir, hay música, hay gente que habla, que discute sobre cosas importantes. El hecho de que eso pueda hacerse sin que haya alguien que decida es sorprendente. A pesar de nuestros problemas prácticos, ya sean internos, sociales… la marcha sigue. ¡Eso es sorprendente!

P: ¿Qué problemas ves y qué aciertos?

O: Qué problemas veo… 

P: Los más graves, no todos, jeje.

O: Los más graves… eh… sí, difícil, eh?

P: Bueno, puedes seguir pensando. Mientras ¿si tuvieras que recordar algún momento bueno y algún momento malo, o alguna anécdota?

O: Sí, momentos buenos ha habido muchos. Por ejemplo cuando hemos llegado a la factoría biológica en Francia, después de Dax, me parece. Donde nos han acogido con todo tipo de comida, con calor humano… muy acogedor. En ese momento, el grupo no estaba muy cohesionado, y eso ha hecho que despertara un espíritu positivo. Fue un momento muy bueno.

P: ¿Y malo? 

O: Malo, malo… el hecho de Lizant obviamente. Me acuerdo muy vivamente de la imagen de Fran con un palo, con esos ojos de bestia, de verdad. Esto es, para mí, simbólico de un momento que hemos estado en un gran error, en un gran mal rollo.

P: ¿Qué es lo que estás aprendiendo de la marcha?

O: ¿Mí?

P: Sí, ¿qué es lo que ha cambiado del Óscar que empezó al Óscar que es ahora, y si crees que este aprendizaje puede repercutir luego en tu vida después de Bruselas? 

O: ¿Mí personalmente? Estoy aprendiendo cada día un montón de cosas sobre cómo funciona la sociedad humana. Che… para eso es una experiencia irrepetible. Porque aquí somos una sociedad, somos una tribu donde la sociedad humana global es más fácil entender bien; aquí en esta escala pequeña, puedes ver todas esas dinámicas  puedes entender como todas las cosas interfieren, no sé, es un aprendizaje muy muy valioso, muy importante.

P: ¿Qué tipo de vinculos personales crees que se establecen aquí? ¿Crees que son diferentes de alguna manera?

O: Sí, sí, son diferentes… con la gente de aquí tú tienes compañeros de batalla. No sólo amigos, estamos todos juntos con al 15M, con una idea positiva de un mundo mejor que da una cosa más a la relación que tú tienes con la gente. Un día que nos reencontremos podremos decir: nosotros somos los de la marcha a Bruselas, che… hemos vivido cosas por una causa buena, juntas, eso da un especial valor.

P: ¿Para qué te gustaría que sirviera esta marcha?

O: A dar un empujón a nuevas iniciativas, al modo de pensar de la gente. Han empujado las marchas españolas, ahora va a empujar nuevas iniciativas en Bruselas. Un importante empujón de la revolución.

P: ¿Qué tipo de sociedad  te gustaría que naciera de aquí?

O: Me gustaría que esta acción sirviera para conseguir una sociedad más autosuficiente, con su agua, su energía, sus alimentos… porque estoy convencido de que, sin esa autosuficiencia, no es posible una democracia. Si tú dependes de grandes empresas, no puedes decidir por ti mismo. Es necesaria una nueva estructura jurídica, económica y social que esté basada en las personas.  Si tú eres dependiente de una gran distribución, de grandes empresas, tú no puedes decidir por ti mismo. 

P: ¿Qué crees que va a suceder después de Bruselas, tanto a nivel de grupo, con esta pequeña comunidad, como a nivel personal, ¿cuáles son tus planes después de Bruselas?

O: El grupo se va a disolver. Pienso que unos grupitos irán en otras marchas, en otras alternativas. Yo personalmente, todo depende de lo que pasa en Bruselas. Mi idea, mi voluntad, mi deseo es continuar, seguir la revolución para describirlo, documentarlo; para aprender, para ayudar a que salga adelante, donde pueda. Hasta ahora, desde que he llegado a Sol, hasta aquí, estoy supercontento y privilegiado de vivir esta experiencia, de ver cómo funciona. Quiero continuar con esto después de Bruselas también.

P: ¿En que momento histórico crees que estamos?, ¿por qué crees que está surgiendo todo esto ahora, todas estas revueltas?

O:  ¿Sabes? esto es una cosa que no he entendido. Un mundo que parece tan derecha, tan conservador, no son palabras adecuadas, pero muy individualista, de repente hay un resurgimiento de voluntad global, colectivo de hacer una cosa juntos. ¿Cómo? ¿Por qué ahora? No sé. Pienso que hay también muchos casos en la historia. Se piensa: esta cosa no puede suceder; y entonces pasado. Pienso que es una mezcla de todo.

P: ¿Has visto mucha diferencia entre países? Por ejemplo, España, Francia...

O: Sí, claro

P: ¿Incluso entre nosotros? Porque es una marcha internacional, entonces hay gente de todo tipo…

O: Sí, tienen una mentalidad diversa. Para los españoles, el 15M es otra cosa que les Indignés para los franceses. Pero, parece que es muy importante, muy fértil también, que ahora estamos en una marcha juntos, y que podemos crear una cosas que no sea ni español ni francés, que sea algo internacional.

P: ¿Te gustaría meter alguna pregunta más? 

O: No sé…

P: ¿Alguna que te gustaría que te hiciera?

O: Tengo que pensar, no sé, pero me ha gustado, interesante. 





lunes, 12 de diciembre de 2011

¡¡TESTIMONIOS DE LOS MARCHANTES!!


Estos son los resúmenes de las experiencias de algunos de los marchantes, hechos durante, cómo no...¡¡¡ las caminatas diarias!!!



Lo que más me sorprende es que, por muy desorganizada que sea la marcha, funciona igual. Cada día llegamos a tal o cual sitio, tenemos qué comer y dónde dormir, hay música, hay gente que habla, que discute sobre cosas importantes. El hecho de que eso pueda hacerse sin que haya alguien que decida es sorprendente. A pesar de nuestros problemas prácticos, ya sean internos, sociales… la marcha sigue. Estoy aprendiendo cada día un montón de cosas sobre cómo funciona la sociedad humana global. Aquí, a escala pequeña, puedes entender todas esas dinámicas.

Me gustaría que esta acción sirviera para conseguir una sociedad más autosuficiente, con su agua, su energía, sus alimentos… porque estoy convencido de que, sin esa autosuficiencia, no es posible una democracia. Si tú dependes de grandes empresas, no puedes decidir por ti mismo. Es necesaria una nueva estructura jurídica, económica y social que esté basada en las personas.



Cuando vi lo que sucedió en Sol, pensé que me gustaría encontrarme con ellos. Un día me fui de casa con la mochila, y desde entonces he pasado mucho tiempo solo, en los bosques, andando y reflexionando. Al enterarme que la marcha pasaba por Bayona, cogí el tren hacia allí. Llovía mucho, y había muchas tensiones, pero me gustaba tanto la idea de andar en grupo, con gente que quiere cambiar el mundo, exactamente como yo, que empecé a andar. Y desde ese momento, no puedo salir.

La idea misma de ir andar es casi un milagro. La marcha es un esfuerzo anormal, casi deportivo. Además, hay tanto tiempo para hablar juntos y confrontar nuestras ideas con las de otros... Aquí hay de todo, también personalidades muy fuertes, pero hay que vivir con ellas, y entendernos.



Vivir en la calle para mí es casi natural, por no decir natural. Son 4.000 kms o 6.000 kms que llevo en las piernas. Yo, en España, me dedicaba a hablarle a la gente, y hablarle, y con ello conseguía comida y ropa, no necesitaba ir a mendigar a la calle, ni poner la gorra. Este movimiento debía ser multitudinario y unido, porque no hay que rechazar a nadie. Los que más tienen que hablar son los "sin papeles", y no nosotros, quejándonos de que si hay un yonki o dos en la marcha. Mira, sobre el alcoholismo, la droga, la prostitución.... recuerda, en Madrid, que las putas de Lavapies estaban allí. Protestando, en primera fila. Yo creo que estaban muy bien allí. Y se enfrentaban a muchos de los que estaban en el 15M. Les decían: "tú, ayer te acostaste conmigo por 30 euros, así que no vengas aquí a protestar".

Lo mejor de todo fue el día que le robaron la bici a Maite, y el grupo le pagó otra bici. Eso fue encantador.

Yo antes me revolvía solo. No entendía lo de la complicidad. Y tuve más de cinco veces la pistola en la cabeza por revolverme. Ahora puedo hacer mucho más porque la idea colectiva, para bien o para mal, funciona. Como la demostración de fuerza que hicimos en París (cuando resistíamos sentados pacíficamente en la calle, tras ser gaseados). Hubo policías que ya no podían más. Les tuvieron que cambiar. Porque estaban llorando, tío, llorando. Entonces los más duros les daban palmadas y les decían: "anda, quítate, muchacho". Por agotamiento físico. Uno de ellos, que era el que metía la rodilla en el pecho de los demás, y metía patadas, ese, lo he visto yo como enjuagaba la boca, como escupía, como se echaba el agua en la cabeza, de reventado.



Cuando ibais a pasar por Tolosa, formamos en seguida un grupo de diez personas súperilusionadas para dar la bienvenida, y se volcó todo el mundo. Después de la asamblea, mucha gente me dijo que era la primera vez que asistía a una asamblea del 15M, que se había emocionado un montón; son esos inicios de subidón, en los que descubres algo con lo que te identificas, y de manera espontánea, surgió el iniciar una asamblea allí, donde no la había. A veces, igual pasáis por pueblos, en los que es difícil sentir lo que has dejado allí, pero quedar, queda.

A la marcha, vine con mi marido e hijos para que, por lo menos, lo vivan un par de días, porque ellos lo apoyan, pero un poco desde fuera, y muchas veces acabo dando más tiempo a esto del que debiera, teniendo los hijos que tengo. Y era una forma de que entendieran, acompañándome, el porqué es tan importante para mí, porque yo estoy segura de que lo van a ver.



A veces, la gente usa este movimiento en general y la marcha en particular, para intentar recibir aplausos, para satisfacer su ego; otros muchos lo usan para comer porque no tienen, o para hacer turismo porque no tienen otra cosa qué hacer, pero también hay muchas personas que sí están realmente implicadas, que sí se preocupan de lo que dicen los demás, que intentan que funcionen las cosas. Lo mejor es eso, y el entusiasmo con el que nos recibe la gente de muchos pueblos, que nos dan todo su apoyo. Y momentos como nuestro paso por Cogollos, cuando unas niñas de once años crearon ellas mismas la asamblea de su pueblo.

Lo que ha sucedido tras el 15 de mayo, me da un poco más de fe en la humanidad, no me esperaba eso del género humano. Al menos, parece que hay posibilidades de querer cambiar, en vez de seguir con lo mismo. La gente tiene que intentar aprender a vivir con lo que realmente necesita, no con lo que vende la televisión. El hecho de que a veces parezca un poco pesimista, es porque sé que se pueden hacer las cosas mucho mejor, pero también hay que ser un poco blandos con las personas que están empezando todavía en esto de la justicia y de dejar los egos en pos de un bien común.



La marcha es una reproducción en miniatura de la propia sociedad, y los problemas aquí son, prácticamente, los mismos: hay gente con problemas de alcohol, gente que ha pasado por problemas de drogas, gente impaciente, gente agresiva, gente muy buena, gente muy preparada… un poco de todo. Si no estuvieran, o no los admitiéramos estaríamos perdiendo esas realidades. A veces la convivencia se vuelve difícil, pero solucionar esos problemas, ya es un aprendizaje, y aquí estamos todos para aprender muchas cosas, entre otras, aceptar al diferente, y a que cada uno pueda desarrollar su propia personalidad; y a lo mejor la gente, que a lo mejor da más problemas, sale de esta experiencia con algo positivo para sí mismo o para los demás. La sociedad tiene que ser un poco más inclusiva.

A la marcha me uní en mi mes de vacaciones. Trabajo de fresador en una fábrica, a la vez que me formo como profesor. Creo que los cambios que puedan producir este movimiento, no van a ser de aquí a mañana, porque desde que nace una manera de pensar hasta que hay cambios en el Sistema suelen pasar años y años.


RICARDO – Alcalá de Henares

Aquí hay tres tipos de personas: los que tienen algún tipo de interés para salir en la foto, o para luego conseguir trabajo; los que están aquí porque no tienen otra cosa qué hacer, es decir, no tienen otro medio de vida ahora mismo, esto les pareció bien y han tirado para acá; y los que están aquí por principios, incluso los que han dejado su propio trabajo para venir.

El gran problema de la marcha es que, al ser un movimiento inclusivo, intenta arreglar problemas sociales durante la marcha. Entre que andamos, comisiones y las asambleas populares, no tenemos ni tiempo para arreglar nuestros propios problemas, como para dedicar tiempo a gente que nos necesita, vamos. Personas con problemas de alcohol, ladrones, etc. Si realmente les llevamos para ayudarles, yo creo que les estamos haciendo más mal llevándoles por toda Europa, que dejándoles en una clínica o tratándoles en una asamblea de barrio, que sería más sencillo.

Yo no quiero cambios tan grandes como quiere la gente aquí, porque tampoco veo tan claro que sean posibles, no veo una forma práctica de vivir sin dinero: no podemos ir a comprar la leche con un cerdo bajo el brazo. Lo que veo necesario son unas grandes normas que regulen la economía, unas normas que regulen la política, pero yo no quiero un cambio radical de sistema.



Para mí, la marcha es un símbolo: el pueblo español ha cruzado Francia, ha cruzado Europa, no sólo para ir a Bruselas, sino para ir encontrándose gente y para que esta revolución no sea sólo de España, sino de toda Europa. Y el símbolo de camino es muy muy importante, porque lo que importan son los pasos, el caminar hacia un mundo mejor.

Hay algunos problemas culturales. Aquí, la gente que quiere hablar en las asambleas son de asociaciones o del mundo político, y no del pueblo. Porque en Francia estamos acostumbrados a trabajar en asociaciones o en partido políticos, no se habla directamente al pueblo. Y por eso, creo que a veces no entienden lo que queremos hacer.

La gente tiene respeto a lo que hacemos. La marcha es muy dura, y la gente piensa: vale, si ellos van hacia Bruselas andando, ¿por qué yo no puedo hacer cosas más pequeñas, pero también importantes?



En la marcha, he visto problemas con la propiedad privada, el egoísmo y la falta de compromiso. Aunque queramos luchar contra el Sistema, lo llevamos muy dentro, y hace falta un autoanálisis: para aprender, tenemos que olvidar muchas cosas. Me gustaría mucho que se empezase a romper el miedo de verdad. No sólo el miedo físico, sino ese miedo psicológico, ese miedo social, ese miedo emocional. Que rompamos todas nuestras barreras mentales, y que empecemos a trabajar acorde a lo que pensamos.

Somos un grupo muy variopinto, pero podemos congeniar; con nuestros más y nuestros menos, podemos formar parte de una misma sociedad. Por ejemplo, he notado diferencias a nivel económico, pero a nivel personal, me parece que estamos todos bajo el mismo sistema opresor y entre los muros de la misma cárcel.

Desde el instituto empezó mi lucha social, pero después perdí un poco la esperanza, digamos que había olvidado muchas cosas que había aprendido en esa época, e incluso piensas que son gilipolleces de joven... y a partir del 15 de mayo, aunque me he llevado también muchas desilusiones, me han dado ganas de trabajar otra vez, he vuelto a confiar en nuestra lucha, en mi lucha, en la lucha del del ser humano, he vuelto a aprender que el cambio es posible, y que el capitalismo parece muy fuerte, pero pende de unos hilos que, aunque están escondidos, son muy débiles.


NOLO - Santiago de Compostela

Espero encontrar a gente de muchísimos países manifestándose pacíficamente en contra de un sistema que no funciona. Y espero poder iniciar de verdad un cambio, que sea un punto de partida. Que lo local pase a ser global. Que si la problemática es global, las soluciones tienen que ser globales y tenemos que mover todos los países y todas las personas para poder conseguirlo. Me uní a la marcha con el objetivo de internacionalizar la idea del cambio y hacer a todo el mundo conocedor de la manipulación a la que estamos sometidos. Tanto por parte de los medios como políticos, como banqueros, etc. Esto no es mundo real. No tiene sustento, simplemente es un mundo irreal que no lleva a nada, más allá de posesiones o cosas intrascendentes.

Las microsociedades que se crearon en las acampadas, y el camino que estamos andando ahora mismo, crearán base de apoyo para el futuro. O sea, no que yo vaya a tener el apoyo de todos los miembros de la marcha ni que tú vayas a tener todo el apoyo, sino entre personas con cosas comunes. Y en una situación de necesidad serán vínculos de apoyo. Todos seremos apoyo para los demás. Y esa es la forma de crear una sociedad nueva: teniendo diferentes grupos de personas que puedan aportar diferentes tipos de conocimientos y que pueden apoyarse mutuamente. Sería un poco volver a la relación directa con las personas. A la relación cercana. Llegamos a un grado de conocimiento de los otros que nos permita saber a quién tenemos delante y en el futuro nos da mucha más seguridad poder saber a quién pedir o a quién dejar de pedir para unos u otros motivos.


HANS – Potsdam (Alemania)

Un problema grande que veo en las asambleas es que la gente sí que reconoce los problemas que hay en la sociedad, los quieren solucionar, y de hecho ya tienen alguna idea de cómo solucionar estos problemas, pero no reflexionan sobre en qué medida ellos mismos reproducen estos problemas, sobre en qué medida ellos mismos son parte del problema. Y no llevan a cabo ninguna autocrítica y siempre vuelven a caer en su ego de mierda. Creo que si se uniese gente con diferentes capacidades, la reflexión en el grupo iría avanzando y desarrollándose notablemente más rápido.

Lo que he aprendido es que puedo andar muchos más kilómetros (risas) lo cual me parece realmente bien (risas). Y el hecho de apañarse con pocos recursos. Esto ya lo conocía de Alemania pero no en la medida en la que lo estamos haciendo aquí. Simplemente, preguntar, al caminar, en cada jardín por el que se pasa, si tienen unas especias o algún vegetal. O que el grupo por el camino recolecte fruta. Me ha enseñado a no tener por necesarios recursos que antes, para mí, lo eran totalmente; como ahora no tener ni electricidad ni agua corriente.



La primera vez que me contaron, en un bar, que estaban reuniéndose en las plazas después del 15M, lo primero que pensé fue que serian unos energúmenos, violentos, etc. Pero a los dos días de haberlos criticado, me dije: te has equivocado, Mario. Me informé y empecé a ir a Sol, y luego a las asambleas de pueblo, que ha sido lo mejor que ha hecho el movimiento: extenderse a la localidad pequeña, o sea, al barrio, al bar de tu casa, con tus vecinos, a resolver lo global desde lo local.

Este movimiento me ha dado la oportunidad de comenzar ese camino de búsqueda interior que en la sociedad no encuentras el espacio para desarrollarlo. Yo creo que un cambio de conciencia es lo que revoluciona. Si nos cambiamos a nosotros mismos, cambiamos el mundo. Y ese es un cambio perdurable, porque sale del interior de cada persona.

Yo soy positivo, e intento, últimamente cada vez más, aceptar la realidad como viene. Sé que, como dice Verónica, esto es un caos fluido. Lo que más me gusta es aprender cosas de los caminantes y de la gente de los pueblos, es un enriquecimiento increíble. Y claro, funciona muy mal. Yo soy un tío organizado, y lo hubiera organizado todo mejor. Y la primera semana, pues estresao por organizar miles de cosas que hubieran hecho la travesía mucho más amorosa... o sea, fácil, gratificante; pero bueno, no fue así porque fue muy improvisada, con gente de su padre y de su madre, de cada asamblea diferente, y ya está. Entonces, bueno, yo lo veo por el lado positivo de que al ser más dura, pues habré aprendido más.


PEDRO - Asturias

En todas las asambleas, yo obligaría a hacer una semana de marcha a todo el mundo. Es la mejor experiencia.

Principalmente, yo he venido para hacer vínculos con otras personas. Muchos de los proyectos que se hicieron, surgieron en la marcha. Por el hecho de estar todos juntos caminando tantas horas, salen muchas ideas.

Hay gente que se implica muchísimo, pero muchísimo, muchísimo, muchísimo, que luego lo pasan mal cuando las cosas nos salen. Hay gente que se implica, pero un poco menos, entonces no lo pasan tan mal. Y luego hay mucha gente que va porque no tienen otra cosa que hacer y lo aprovechan para vivir gratis. Eso son, más o menos, los tipos de gente que hay en la marcha.


CANSINO - Barcelona

Por aquí hay mucho hipócrita, hay gente que sí, sí, anticapitalista, y va con dinero. Y yo salí de Madrid sin un puto duro. Y aquí estoy.

La mejor marcha fue la de Toulousse porque no se pedía dinero y había comida para todo el mundo. Si había un cacho de pan, ni uno comía más, ni otro comía menos. Todo el mundo lo mismo.

Yo me esperaba más unión. Hay grupitos: uno de “ruta”, otro de “me la suda”. Solamente somos un grupo unido en ciertas circunstancias. Cuando la policía nos da de hostias. Entonces sí que somos un grupo.



La marcha ha sido muy interesante. Muy larga, divertida y dura.

He aprendido que puedes conocer a gente, con la que en tu vida normal no te relacionarías, y con la que puedes llegar a comunicarte. Que si queremos y dialogamos, con esfuerzo, se pueden conseguir muchas cosas.

El principal cambio que creo que se puede lograr es que sepan que la gente está dispuesta a reaccionar y que no va a a admitir cualquier cosa, ni a pasar por el aro con todo. Creo que ya se demostró con el 15 de mayo. Lo que pasa es que hay que seguir demostrando que no fue solo un día.

Aunque lo pases mal, y pienses a veces en irte, sabes que siempre hay algo en el día que te compensa. Además, estar en Francia no es como estar en Valladolid: no es tan fácil volverse a casa. Entonces estás como medio obligado, pero al final siempre te alegras de haberte quedado. De hecho, mucha gente que se fue ¡luego volvió!



Cuando pasamos la frontera de España a Francia, había mucha gente de Francia para recibirnos y era como una fiesta. Sientes que de verdad no hay fronteras. Esta marcha es internacional y trae personas de diferentes países juntos. Nos sentimos como hermanos.

Todas son personas que no quieren seguir las normas de la sociedad, pero todas son diferentes, cada una tiene su actitud, su personalidad: pensando si en seguir este camino o no; no en seguirlo como ovejas.

He cambiado totalmente. He aprendido a no tener programado todo, sino a esperar el momento y luego decidir. Ahora no puedo imaginarme la vida de antes. Por ejemplo, veo que hay muchas cosas materiales que no necesitamos, solo hacen la vida más complicada, no la facilitan. Y nos dan ansiedad. Mucha gente toda la vida trabajan en algo que no les gusta para poder tener más cosas y luego guardarlas. Y el sentido de la vida no está ahí. En la marcha, he visto la solidaridad que no hay en la sociedad de hoy. He visto lo qué es vivir intentado hacer algo común, no solo para ti mismo. Creo que nadie va a regresar a su vida de antes. A cada persona que pregunto, tiene algo en la cabeza, hacer algo más. No es el final Bruselas…